Algunas pocas noches de plenilunio vienen acompañadas por tormentas.
Envuelta en un halo de humedad, la luna llena se convierte en heraldo de todos los deseos…
Misteriosa, casi esquiva, por momentos aparece entre las nubes henchidas de lluvia, como si con ella se exhibieran los antojos más ocultos y se revelaran todas las fantasías inconclusas.
Noches sensuales… enigmáticas… voluptuosas… propicias para cualquier despropósito, que convocan a todas las pasiones.
Como esta noche, que ha despertado tu lujuria y la mía.
♥
En el cuarto menguante de mis sueños
ResponderEliminarcreo escuchar tus latidos pequeños.
Reunamos tu deseo con el nuestro
para hacer tus latidos inmensos...
para hacer que resuenen como truenos.
jangel..)